La caída de la primera versión
Agustín Arrien, visitador médico de 46 años, había sostenido inicialmente que un asaltante lo interceptó y que él no tuvo responsabilidad en lo sucedido. Esa explicación perdió fuerza rápidamente y, tras ser notificado de su detención, terminó reconociendo que fue quien disparó contra su expareja, la médica Ana María Rossi.
La confesión en sede judicial
Momento clave de la admisión
Ante las autoridades judiciales, Arrien reconoció que el hecho tuvo un trasfondo pasional y quedó formalmente detenido.
Estrategia de la defensa
Su equipo legal adelantó que buscará sostener que el ataque ocurrió bajo un estado de alteración emocional, lo que podría reducir su nivel de responsabilidad penal.
Detalles del ataque
Disparos y consecuencias
El acusado reconoció que accionó un revólver calibre .22 en varias ocasiones mientras conducía, apuntando hacia donde se encontraba la víctima. La mujer fue hallada con heridas graves en la cabeza y el pecho, y permanecía internada en estado crítico bajo asistencia respiratoria.
Descarte de la coartada inicial
La hipótesis de un asalto externo y la supuesta privación de libertad de la médica quedaron desestimadas tras la confesión, y fueron interpretadas como un intento de encubrimiento inicial.
El proceso judicial en marcha
Nueva defensa y pericias psicológicas
Arrien cambió de abogados poco antes de admitir los hechos. Sus representantes solicitaron evaluaciones médicas y psicológicas que respalden la teoría de un episodio de shock emocional.
Perspectivas judiciales
El rumbo del proceso dependerá de los resultados de las pericias y de la aceptación o rechazo de la estrategia de la defensa. Aunque la confesión lo compromete directamente, la línea argumental busca demostrar que actuó bajo un estado de alteración que podría incidir en la eventual condena.